El lunes 27 de diciembre publiqué en El Mundo Economía y Negocios una entrevista con el editor de Tal Cual, Teodoro Petkoff. El espacio, siempre tirano, obligó a dejar algunas reflexiones en meros enunciados. Aquí va, pues, en su totalidad la nota.
El obligado receso que tomó Tal Cual por las vacaciones decembrinas no ha sumergido a Teodoro Petkoff enel relajado espíritu de la época. Al contrario, el director del diario no está de vacaciones y ha seguido de cerca las maratónicas sesiones de la Asamblea Nacional, cuya mayoría chavista aprobó un paquete de leyes que enuncian un cambio en el modo de concebir la propiedad, los poderes públicos y la libertad de expresión. Este es su análisis.
-¿Es este el momento más complicado que hemos vivido con Hugo Chávez?
- No sé si éste sea el momento más complicado que hemos vivido en los complicados 12 años de Hugo Chávez en la presidencia. Sin duda hay un giro táctico en su estrategia que ha acentuado todos los elementos que configuran un régimen dictatorial y peor aún, algunos de los elementos que configuran un régimen totalitario. Debo alertar que en estos 12 años he utilizado ambos términos –totalitario y dictatorial- con mucho cuidado y nunca se los he aplicado al Presidente. He preferido distinguir entre una dictadura y un régimen autoritario, autocrático y personalista como el actual. Ahora he decidido utilizar esos términos porque en las leyes que ha aprobado la Asamblea Nacional hay una acentuación de aquellos elementos que van del mero autoritarismo al ejercicio dictatorial del gobierno. No estamos viviendo una dictadura, sino que las leyes aprobadas ensanchan el control no sólo de los poderes públicos, que ya Chávez los tiene, sino de la sociedad como tal (deportes, cultura, medios, Fuerza Armada, ONG). Pero aún no estamos viviendo en esas condiciones. Pero también, como ocurre con Hugo Chávez, sus acciones son ambivalentes. Por un lado proyecta la imagen de un régimen todopoderoso, pero de otro lado profundiza el rechazo y la resistencia del país. Si miro hacia delante alcanzo a ver un grado mucho mayor de conflictividad y confrontación. El país va a reaccionar en contra de esa pretensión.
-¿Qué elementos de ese giro táctico descrito por usted pretenden controlar a la sociedad?
- En primer lugar, las leyes del Poder Popular, todo lo que tiene que ver con las juntas comunales, porque obviamente si estas leyes fueren viables -no son fáciles de implementar- y se desarrollara ese Poder Popular, se ampliaría el control del Gobierno y del Presidente sobre los sectores populares, a los cuales encuadra y regimenta. En segundo término, las leyes que constriñen la libertad de expresión, llegando a los extremos de controlar Internet, nos hablan de un objetivo indispensable para todo régimen totalitario. Alguna vez Fidel Castro le dijo a Chávez que con libertad de expresión no podría hacer lo que quisiera. Chávez ha llegado al punto en el cual necesita reducir a espacios insignificantes el ejercicio de la libertad de expresión. No creo que sea fácil, pero en cualquier caso ese es el espíritu de las leyes. En tercer lugar, la ley de Cooperación Internacional pretende liquidar a las organizaciones no gubernamentales, que han sido sumamente importantes en la denuncia de violaciones a los derechos humanos y a la Constitución. Son elementos que enuncian el control social. De la hegemonía comunicacional, que suponía la presencia de medios independientes, se pretende pasar ahora a la literal liquidación de medios independientes, especialmente los radioeléctricos.
-¿En qué momento Chávez cae en cuenta de que tiene que dar ese giro táctico? ¿Desde que Fidel Castro le dijo que no obtendría nada garantizando la total libertad de expresión?
- No lo sé, pero lo importante es en qué momento decidió aplicar ese consejo que le dio Fidel Castro, que se lo dio hace bastantes años, por cierto. Lo decidió cuando se dio cuenta de que había perdido el control absoluto de la Asamblea Nacional. El40% del Poder Legislativo va a estar en manos de la oposición, que es una presencia incómoda así el Gobierno tenga la mayoría en el Parlamento. Por mucho que se cambie el reglamento de Interior y de Debates, por más que logren otros cambios mediante triquiñuelas, la gente que está allí va a hablar y a expresarse. Por eso hablo de un punto de inflexión. En el futuro podremos hablar del mes de diciembre de 2010 como un antes y un después en el gobierno de Chávez.
-¿Por qué le cuesta tanto a la comunidad internacional ver en este giro táctico la búsqueda del control total de la sociedad?
- Hace algunos meses era posible formular la pregunta en esos términos, pero la verdad es que el prestigio internacional del Presidente está extremadamente erosionado. Chávez en América Latina está bailando en el ladrillito del Alba, especialmente de Bolivia y Nicaragua. No nos engañemos. Independientemente de lo que haga Rafael Correa dentro de Ecuador, el mandatario de ese país marca una distancia con Chávez. Él no actúa como un miembro pleno del ALBA; al contrario, a veces actúa a contrapelo de la voluntad de Chávez, especialmente por la reconciliación con Colombia. Luego está Cuba, con la peculiaridad de que mientras Chávez avanza en ese camino, Cuba se está devolviendo. En América Latina el prestigio que alguna vez tuvo Chávez, y que le hizo forjarsela idea de un liderazgo continental contra el imperio, se volvió agua de borrajas. Antes había una suerte de entusiasmo en el continente, donde iba era recibido por multitudes, y los gobiernos tenían una inclinación a ser más que corteses con él. Eso se acabó, salvo con las excepciones antes anotadas. Sólo le queda Brasil como relativo entorno indulgente. Lula le “mama gallo” a Chávez por un lado, pero por otro le pasa la mano, para de algún modo servirle de cierto aval internacional, entre otras cosas porque Lula fue el presidente de la gran burguesía brasileña de vocación imperial. Estoy seguro de que la próxima presidenta, Dilma Rousseff, tendrá la intención de aumentar esos $ 7.000 millones que están vendiendo a Venezuela. Aparte de eso no hay un solo gobierno de la región que lo respalde, ni siquiera el de Cristina Fernández de Kirchner, que sin su marido luce muy desprestigiada, o los países del Caribe angloparlante.
-Pero Argentina también lo ha apoyado
- Ese es un caso muy particular. Argentina sólo la entienden los argentinos. Pero por otro lado el proyecto del matrimonio Kirchner está prácticamente muerto. Cristina Fernández está a las puertas de una campaña electoral. Yo no veo claro que las pueda ganar con su marido fuera de la escena. Los países del Caribe angloparlante también están marcando unos matices, dos de cuyos países son miembros del ALBA.
-Hacía la pregunta en el siguiente sentido: el ex presidente Álvaro Uribe comentó en Twitter que mientras la democracia en Venezuela se erosionaba, la comunidad internacional guardaba silencio. Es la eterna tensión entre la legitimidad de origen y la legitimidad derivada del ejercicio de la presidencia. ¿No le cuesta a la comunidad internacional reconocer en ese giro táctico una reducción de los espacios democráticos?
- En eso sí tienes razón. Ningún gobierno de América Latina, con alguna excepción como la de Sebastián Piñera (Chile) o Alan García (Perú), va a asumir posturas críticas activas contra Hugo Chávez. Se limitarán a no tener actitudes favorables hacia él. Eso marca un cambio de humor respecto al Presidente de Venezuela. Ya ni la ultraizquierda europea, especialmente la francesa y la italiana, defienden a Chávez, lo han borrado de los periódicos. No están en contra, sino que decidieron ignorar ese fenómeno. El único gran partido de izquierdas en Europa que todavía mantiene una actitud ambigua con Chávez es el Psoe, que va rumbo a una derrota catastrófica en las próximas elecciones, debido, en parte, a esa alcahuetería.
-¿En ese cuadro crítico que pinta usted, cuánta incidencia tiene el modelo económico que Chávez ha intentado imponer?
- Tiene alguna influencia. Una de esas razones, y no la menos importante, tiene que ver con ese tema. Es un modelo estatizante, que no socialista, un modelo de absorción por parte delEstado de empresas industriales y comerciales. Eso, desde luego, ha generado una enorme aprensión en los emblemas de la pequeña propiedad familiar: eltaxista, elbusetero, la costurera, el que vive del alquiler de habitaciones... Es en los sectores populares donde se ha generado el descontento popular. Cuando Chávez declara en la entrega de apartamentos que la vivienda no es propiedad de quien la recibe, sino del Estado, le está diciendo a ese beneficiario que la vivienda no es un bien que se pueda legar ni vender. Esa persona siente que no es propietario de nada. Igual sucede con la ínfima parte de los campesinos que han recibido tierra para trabajar. En esos sectores, esta concepción estatista de la economía influye en la opinión que se tiene de él.
-¿Las políticas económicas chavistas acaso no han logrado disminuir la creencia de que no hay mayor beneficio para el crecimiento que acumular bienes?
- No sólo los venezolanos. Todos los seres humanos tienen en sus genes lo que pudiéramos llamar
la propensión a la propiedad, a ser propietarios de grandes empresas o de objetos domésticos.
-¿Le ha costadomucho a la izquierda borbónica –encarnada por Castro y Chávez- entender eso?
- Nunca lo entendió. El que no tenía nada se movía según la última línea del Manifiesto Comunista: “Trabajadores del mundo uníos. No tenéis nada que perder, excepto vuestras cadenas”. Resultó que el que no tenía nada que perder excepto sus cadenas, quería tener algo, y tropieza con un régimen que le dice que no puede tener nada más allá del cepillo de dientes. Esta propensión estatizante choca con la naturaleza humana. No en vano se esfondó el Comunismo y Cuba se ha transformado en una ruina política, económica, social y moral. Eso en cuanto a esa parte de la política económica de Chávez. Porque no sé si el resto se puede llamar como tal. Es la antipolítica económica que ha producido una inflación crónica que no ha logrado disminuir. Al contrario, en 2011 podría subir si el Presidente decide subir la alícuota del IVA, aprobar el Impuesto al Débito Bancario y devaluar la moneda. Hasta ahora tenemos una política macroeconómica inflacionaria. Esos elementos hacen que la gente, incluso sus partidarios, repiensen su relación con el Presidente.
-Cuando no pocos hablaban de que el Gobierno tenía intenciones totalitarias y que Venezuela se convertiría en una segunda Cuba, usted mantenía una postura no tan fatalista. Aunque el giro táctico es por el momento una declaración de intenciones, sus opiniones de hoy han terminado confirmando los peores temores respecto a las características de Chávez.
-Profetizar el pasado es una de las cosas más fáciles de hacer. A pesar de que estaba consciente del rumbo que llevaba, jamás definí a Chávez como lo que no era. En 1999 no podía decirse que éste era un régimen totalitario. Esto no es Cuba, ni la URSS. Pretende serlo, avanza hacia allá, pero de las definiciones derivan estrategias y políticas. Si en 1999 decías que en Venezuela había una dictadura, como se dijo, entonces valía todo, entre otras cosas un golpe de Estado. Y en esa época se le impuso a la oposición una estrategia golpista que fracasó y conllevó la eliminación de todo lo que le estorbaba a Chávez en Pdvsa o la Fuerza Armada. Posteriormente se impuso una agenda abstencionista para no convalidar esa “dictadura” y se le dejó al Gobierno la bandera de la legitimidad democrática y casi todas las gobernaciones, alcaldías y el Parlamento. De allí en adelante el proceso de desarrollo del régimen ha estado siempre apoyado en cimientos “legales”. Chávez no ha dado un solo paso que no esté apoyado por leyes aprobadas por una Asamblea Nacional legítima y legal. Imagínate tú una situación contraria en la que la oposición se hubiera plantado con una estrategia democrática. Una situación que hubiera bloqueado la tentación golpista, que desde el primer momento nació debido a lo fácil que era encender una mecha insurreccional. La situación de Venezuela sería muy distinta si desde el comienzo hubiéramos entendido la naturaleza del gobierno. Chávez no habría llegado más allá de 2006.