He seguido con interés el desarrollo de las investigaciones del homicidio de Danilo Anderson. El pasado domingo, el periodista Gerardo Reyes publicó una larga entrevista con Rafael García, ex jefe de Informática del DAS de Colombia, que reproduce parte de la rogatoria solicitada por los fiscales venezolanos que investigan la identidad de los autores intelectuales.
De ese testimonio queda una cosa clara: la Disip participó en la operación que acabó con la vida del fiscal. La Fiscalía General de la República no ha querido investigar por qué los funcionarios ordenaron el cierre de los locales adyacentes al lugar donde explotó la camioneta. Nadie sabe qué tan comprometida está la policía política en este asunto. Les invito a que lean la entrevista de Reyes porque no tiene desperdicio.
Inédita clave en conexión colombiana
GERARDO REYES
El Nuevo Herald
El Nuevo Herald
Un senador colombiano y una alta funcionaria de Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, podrían ser piezas claves en el esclarecimiento de un plan para desestabilizar el gobierno de Venezuela desde ese país, según lo declaró a El Nuevo Herald Rafael García, ex funcionario del DAS.
García, quien desató en abril pasado un escándalo en Colombia al denunciar la infiltración del paramilitarismo en el gobierno, entregó los nombres del senador, la funcionaria y otras informaciones a las autoridades venezolanas en octubre del año pasado.
El jueves, el fiscal general de Venezuela, Isaías Rodríguez, anunció que el testimonio de García será ''determinante'' para el fallo sobre el asesinato del fiscal venezolano Danilo Anderson.
En varias entrevistas realizadas en los dos últimos meses, García compartió con El Nuevo Herald parte del testimonio, hasta ahora inédito, que entregó a las autoridades venezolanas acerca de la supuesta participación de funcionarios del DAS, en complicidad con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en una operación de desestabilización del gobierno del presidente Hugo Chávez.
La más sorprendente novedad de su declaración es que en la supuesta operación habrían jugado un papel muy importante un senador de Colombia, a quien se negó a identificar, y Luz Marina Rodríguez, actual directora general operativa del DAS, la segunda posición más importante de ese organismo adscrito a la Presidencia de la República.
La operación abarcaba, según García, el envío de armas y explosivos y atentados contra Chávez, el fiscal Rodríguez y el entonces ministro del Interior Jessi Chacón.
''Definitivamente, a ese señor lo van a tener que llevar al siquiatra'', afirmó Luz Marina a El Nuevo Herald, al enterarse del señalamiento de García. ''Es calumnioso. Es infame. Miren mi hoja de vida y, como le digo, yo no acepto de nadie una sugerencia. Soy la más respetuosa de las relaciones internacionales y además soy una admiradora de Chávez'', agregó la funcionaria, quien trabaja desde hace más de 30 años en la institución.
Luz Marina no ha sido acusada ni investigada por este tema. Fue directora de la seccional del DAS en la Guajira, un departamento al norte de Colombia, de octubre del 2002 a junio del 2003. Según García, desde la frontera de ese departamento se despacharon armas y explosivos para la operación en Venezuela.
Los hechos denunciados habrían ocurrido durante la administración del DAS de Jorge Noguera, de agosto del 2002 a octubre del 2005.
García, quien era jefe de sistemas del DAS, afronta cargos de corrupción en los que se le acusa de borrar antecedentes criminales de narcotraficantes. El ex funcionario se encuentra privado de libertad en la cárcel La Picota de Bogotá desde el 27 de enero del 2005.
La contundencia de García como testigo tiene luces y sombras. Por un lado, al ex funcionario lo favorece que los indicios de las graves denuncias que hizo en abril en relación con la alianza entre el DAS y Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, uno de los jefes de las AUC, para eliminar líderes de izquierda, salieron de nuevo a flote hace dos semanas en el marco de investigaciones de la Fiscalía General de Colombia.
Es el caso de un computador portátil que perteneció a Tovar y en el que la Fiscalía halló las descripciones macabras, según la revista Semana, de los asesinatos de líderes sindicales, activistas y profesores de izquierda, algunos de los cuales García había mencionado en sus declaraciones iniciales.
También fueron corroboradas con fuentes independientes sus denuncias sobre un masivo fraude electoral para las elecciones del Congreso en marzo del 2002, en una región al norte de Colombia.
En contra de la solidez del testimonio de García obra el hecho de que el ex funcionario reconoce que el asesinato de Anderson no estaba en los planes originales de conspiración que él conocía. El homicidio, ocurrido en noviembre del 2004, cuando el automóvil de Anderson explotó en Caracas, fue ''una sorpresa'' para él, según lo explicó a El Nuevo Herald.
Cuando se le pregunta qué validez tiene un testigo clave de un hecho del cual se enteró por sorpresa, García responde que, a raíz del atentando, el senador le explicó cómo se llevó a cabo y quiénes participaron.
En caso de declarar en el juicio, como lo plantea el fiscal venezolano, ya sea personalmente o a través de teleconferencia, García tendrá además que explicar a los abogados de la defensa las ofertas que le hizo la fiscalía de Venezuela a cambio de su testimonio.
La esposa de García le comentó a El Nuevo Herald en Bogotá que las autoridades venezolanas le ofrecieron a la pareja asilo político y la posibilidad de vivir en una ciudad de Europa con el soporte económico del gobierno venezolano.
García aseguró que brindó su testimonio sólo a cambio de protección de las autoridades venezolanas por los continuos riesgos que corre su vida en la cárcel.
El testimonio fue enviado a través de un intermediario al gobierno de Venezuela en cuatro páginas escritas por ambas caras, explicó García.
Como supuestos cómplices de la operación en Venezuela, García ya ha hecho públicos los nombres del general venezolano retirado Eugenio Añez Núñez, de un militar de apellido Colmenares y de la periodista Patricia Poleo. Sin embargo, tales nombres los conoció García, según la entrevista que a continuación publica El Nuevo Herald, a raíz de que otros involucrados se los mencionaron, entre ellos el senador.
Los señalados por García han calificado de ''falsas'' y ''absurdas'' sus afirmaciones.
En ningún momento, según lo admite, García fue testigo directo de los supuestos contactos y acciones de quienes señala como sospechosos.
Durante la primera entrevista concedida en abril a El Nuevo Herald y la revista Semana, García, de 42 años, aseguró que Noguera, entonces director del DAS, puso ese organismo a órdenes del paramilitarismo.
En entrevistas posteriores García admitió haber sido el enlace entre Noguera, su jefe y amigo, y Tovar, el comandante del Bloque Norte de las AUC.
Noguera se vio forzado a dejar la dirección del DAS a raíz de la investigación que comprometió a García como jefe de sistemas del organismo.
El presidente Alvaro Uribe nombró a Noguera como cónsul en Milán, cargo al cual debió renunciar por la arremetida de las denuncias de García.
¿Cuándo es la primera vez que escucha de los planes para enviar armas o participar en un plan conspirativo con el respaldo del DAS?
Eso fue a comienzos del 2003, cuando el senador, que era uno de los contactos míos con el Bloque Norte, envió el mensaje que Jorge 40 quería enviar a Jorge Noguera [director del DAS].
¿Qué decía el mensaje inicial?
Que había un plan para realizar unas actividades en Venezuela y que se necesitaba la colaboración de Jorge Noguera en el sentido de que utilizara los recursos de
los que disponía para suministrar información de inteligencia para el ingreso de armas y explosivos a través de la frontera.
¿Desde dónde se enviaban las armas?
Desde Paraguachón, [una población del departamento de La Guajira, al norte de Colombia, situada en la frontera con Venezuela] donde además se contaba con una cooperativa de comercialización de combustible de Venezuela. En ese lugar se almacenaban las armas y creo que los explosivos. Es una cooperativa controlada por el Bloque Norte de la AUC y por un personaje cuyo nombre también entregué.
¿Y también fueron enviados explosivos?
Sí.
¿Qué tipo de explosivos y de dónde salían?
Hablaron de C-4. Alguna vez el mismo senador me dijo que esos explosivos los estaban consiguiendo por Panamá. Yo no sé la forma cómo ingresaron a La Guajira. Yo vi en algunas ocasiones ingresar armas, no sé si explosivos porque no conozco mucho del tema.
¿Para qué necesitaban armas ilegales si en Venezuela sobran?
Yo me imagino que el Bloque Norte tenía muchas más facilidades de conseguirlas en Colombia y dado que esa era una de las partes en las que se utilizaba al DAS.
¿Conoció los detalles de los planes del atentado a Anderson?
En los planes que yo conocí nunca oí hablar de Danilo Anderson. A mí me sorprendió cuando el atentado en noviembre del 2004, porque el primer objetivo de los atentados era el fiscal general Isaías Rodríguez. En los planes iniciales no figuraba el fiscal Danilo Anderson.
¿Cómo puede ser testigo de un hecho del cual se entera por sorpresa?
Anderson muere en noviembre del 2004 y para esa época mi relación con Jorge Noguera empieza a deteriorarse, porque es cuando inician la investigación preliminar a mis espaldas y, obviamente, él trata de evitarme y por ello no le pregunté [sobre la muerte de Anderson]. Posteriormente, yo averiguo el tema sobre qué fue lo que ocurrió y es que me informa el mismo senador qué fue lo que exactamente ocurrió.
Pero entonces es de oídas, no directamente.
Todo lo que yo conocí fue por el senador que le digo, porque él fue el que me informó a mí de todas las cuestiones y por lo que me contaba Jorge Noguera. La pregunta mía fue por qué no había mencionado lo de Anderson y entonces él me explicó que había habido intriga de algunas personas de la oposición venezolana por un problema que él tenía con ellos.
¿Qué sector de la oposición?
Yo me abstengo de dar nombres pero la fiscalía venezolana tiene algunos nombres de esos.
¿Pero usted le ofreció información en ese sentido al gobierno de Venezuela?
Yo mandé un papel con mi puño y letra a través de una persona que tiene conocidos en la embajada de Venezuela en Bogotá. Dije que le podía suministrar información sobre cuatro puntos. El primer punto: el ingreso de tropas de las Autodefensas a través de Arauca a Venezuela. El segundo punto: el asesinato del fiscal Danilo Anderson. Dije que puedo suministrar información sobre la participación del DAS y del Bloque Norte. El tercer punto: información sobre el caso de Rodrigo Granda [guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias arrestado en Caracas]. Y el cuarto: las masacres de La Gabarra [ejecuciones de las AUC de campesinos y supuestos colaboradores de las FARC en la frontera con Venezuela]. Posteriormente, le hago llegar un documento de mi puño y letra donde cuento esta historia que le he contado a usted. Vale la pena aclarar que gran parte de esto ha sido corroborado por las autoridades venezolanas.
El sistema judicial de Venezuela está muy desprestigiado porque está controlado directamente por el gobierno. ¿No hay un riesgo aquí de que estos señores estén manipulando esto a su antojo?
Yo me limito a lo que yo conocí y que yo puse en conocimiento de ellos. No sé si la investigación está siendo manipulada. Me imagino que ellos, ante cualquier solicitud que le vayan a hacer al gobierno colombiano, tendrán que presentar cualquier tipo de soporte. O sea, no va a hacer algo caprichoso.
Usted dice que vio varios agentes del DAS pasar con armas hacia un pueblo cercano en la frontera con Venezuela. ¿Recuerda los nombres de algunos de ellos?
No, la verdad es que eran detectives adscritos a la seccional de La Guajira. Normalmente yo no me relacionaba con detectives, porque en el cargo que yo desempeñaba tenía contactos con los directores seccionales y en algunas ocasiones con los operativos o financieros. Había un detective del DAS, conductor de la seccional de La Guajira, que tenía un parentesco con uno de los guardias venezolanos en la frontera y ese era el contacto que se utilizaba para que ellos pudieran atravesar.
¿Qué otras personas podrían ser testigo de ese paso de armas y explosivos?
Mire, yo no sé qué tan dispuesta está a aceptarlo Luz Marina Rodríguez, que estuvo muy al tanto de ese asunto. Sé que ella fue protagonista principal de todo esto. Inclusive yo mismo la vi varias veces reunirse con unos personajes que venían del lado venezolano, que más adelante un funcionario de la seccional me dijo que eran agentes de la DISIP.
Me dice que presenció tres viajes de armas. ¿Fue en una misma oportunidad?
A ver, yo, en tres ocasiones diferentes, entre el 2003 y el 2004, vi a los señores ingresar armas, no eran cantidades tampoco, por la frontera con Venezuela. En el 2004, no recuerdo el mes exacto, cuando están en el proceso de construcción del puesto del DAS en la frontera con Paraguachón, yo me voy con ellos y yo entro con ellos a Venezuela. No recuerdo el nombre del pueblo. Llegamos a un sitio que es moderno, muy nuevo, de las autoridades venezolanas, y ahí funcionan oficinas de la Aduana y todo eso y yo vi a los detectives del DAS y de la DISIP. Ellos me dejaron a mí y me dediqué a conocer el edificio. Estuve con ellos más de medio día. Recuerdo que en las casetas que quedan en la vía hay una estructura de hierro color azul, muy grande, que me pareció sobredimensionada.
¿Entonces había agentes de la DISIP involucrados en el plan conspirativo?
Sí, claro, claro.
¿Cuántas veces se reunió usted con el senador para hablar de la operación?
Yo me reunía periódicamente con este senador durante los años 2003 y 2004, por lo menos lo hacíamos dos veces al mes aquí en Bogotá. Algunas veces me tocó ir al Magdalena a reunirme con él y con otro personaje. Entonces, ese era uno de los temas que se manejaban entre nosotros, de los muchos que yo manejaba con él en cuanto a intercambio de información
¿Y después usted le llevaba los mensajes de Jorge 40, que le daba el senador, a Jorge Noguera?
Así era. Yo me encontraba con este senador, eso era normalmente a primera hora de la mañana, los días miércoles o jueves, aquí en residencias Tequendama [Centro de Bogotá]. Apenas yo me desocupaba llamaba a Jorge [Noguera] y le decía que tenía algo que comentarle y subía [a la oficina de la dirección del DAS] apenas llegaba.
¿Y por qué no revela el nombre del senador?
Porque es una persona que tiene unos vínculos muy fuertes y puede representar mucho peligro para mí y para mi familia, cosa que no representa Luz Marina [funcionaria del DAS].
Pero después de la publicación de esta entrevista él se va a sentir aludido.
Yo me imagino que sí, pero mientras yo no lo mencione, me imagino que no manifestará molestia. La embajada de Venezuela conoce el nombre del personaje porque yo se los di a ellos.
¿El transporte de los explosivos usted lo vio o se lo contaron?
Yo vi transporte de armas. No conozco como está embalado un explosivo ni nada de eso. No sé si en lo que vi se transportaba explosivos. Lo que sí me dijo el mismo senador es que iban a ingresar explosivos por esa zona de Paraguachón.
¿Esos explosivos fueron utilizados en el atentado de Anderson?
Sí.
¿Hubo dinero de por medio para este plan?
El financiamiento de ese plan no lo conocí.
¿Por qué decide en octubre del año pasado hablar con las autoridades venezolanas?
Más que todo porque me di cuenta que por el escándalo que se genera de las filtraciones de paramilitares en el DAS y que se divulga por la denuncia del entonces subdirector Juan Manuel Narévez., yo veo al presidente Chávez que aparece en televisión refiriéndose al tema. Entonces, a raíz de eso es que yo busco, a través de una persona amiga el contacto con la embajada venezolana.
¿Qué ofertas le hicieron los de la embajada? Su esposa me comentó que le ofrecieron que después de declarar en Venezuela iban a ir a Europa y podrían financiar su estadía en Europa.
A mí, la verdad es que mire, Liliana, a mediados de octubre, le dictaron la detención domiciliaria y a raíz de eso no pudo volver a visitarme. Entonces, como son cosas que no hablo con ella por teléfono, ella nunca me ha contado a mí esa parte. No sé que haya podido hablar ella con ellos.
¿Usted conoció a Giovanni Vásquez, otro de los testigos de la fiscalía de Venezuela en el asesinato de Anderson?
Yo conocí a Giovanni Vásquez pero hace muchísimos años allá en El Difícil, Magdalena. Lo que yo sé es que Giovanni Vásquez no tenía la importancia en el Bloque Norte que él manifiesta tener.
¿Qué función tenía él?
En aquel momento casi todos los muchachos en esa zona se vincularon al Bloque Norte, entre otras cosas porque por allá no había mucho empleo. Entonces, era el muchacho que está con los demás, en función de colaborarle con el Bloque Norte y ese tipo de cosas, él no tenía un puesto de mando.
Entonces esas historias de reuniones, la conspiración, ¿de dónde la sacó?
Hay muchas cosas que él dice que yo sé que son ciertas, porque yo mismo las conozco. ¿Cómo las conoció? Yo no lo sé. Yo no recuerdo haberlo visto en el DAS nunca. Como le digo, yo lo conocí en el año 2000 en El Difícil. Sé que mantenía relación con el Bloque Norte.
García, quien desató en abril pasado un escándalo en Colombia al denunciar la infiltración del paramilitarismo en el gobierno, entregó los nombres del senador, la funcionaria y otras informaciones a las autoridades venezolanas en octubre del año pasado.
El jueves, el fiscal general de Venezuela, Isaías Rodríguez, anunció que el testimonio de García será ''determinante'' para el fallo sobre el asesinato del fiscal venezolano Danilo Anderson.
En varias entrevistas realizadas en los dos últimos meses, García compartió con El Nuevo Herald parte del testimonio, hasta ahora inédito, que entregó a las autoridades venezolanas acerca de la supuesta participación de funcionarios del DAS, en complicidad con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en una operación de desestabilización del gobierno del presidente Hugo Chávez.
La más sorprendente novedad de su declaración es que en la supuesta operación habrían jugado un papel muy importante un senador de Colombia, a quien se negó a identificar, y Luz Marina Rodríguez, actual directora general operativa del DAS, la segunda posición más importante de ese organismo adscrito a la Presidencia de la República.
La operación abarcaba, según García, el envío de armas y explosivos y atentados contra Chávez, el fiscal Rodríguez y el entonces ministro del Interior Jessi Chacón.
''Definitivamente, a ese señor lo van a tener que llevar al siquiatra'', afirmó Luz Marina a El Nuevo Herald, al enterarse del señalamiento de García. ''Es calumnioso. Es infame. Miren mi hoja de vida y, como le digo, yo no acepto de nadie una sugerencia. Soy la más respetuosa de las relaciones internacionales y además soy una admiradora de Chávez'', agregó la funcionaria, quien trabaja desde hace más de 30 años en la institución.
Luz Marina no ha sido acusada ni investigada por este tema. Fue directora de la seccional del DAS en la Guajira, un departamento al norte de Colombia, de octubre del 2002 a junio del 2003. Según García, desde la frontera de ese departamento se despacharon armas y explosivos para la operación en Venezuela.
Los hechos denunciados habrían ocurrido durante la administración del DAS de Jorge Noguera, de agosto del 2002 a octubre del 2005.
García, quien era jefe de sistemas del DAS, afronta cargos de corrupción en los que se le acusa de borrar antecedentes criminales de narcotraficantes. El ex funcionario se encuentra privado de libertad en la cárcel La Picota de Bogotá desde el 27 de enero del 2005.
La contundencia de García como testigo tiene luces y sombras. Por un lado, al ex funcionario lo favorece que los indicios de las graves denuncias que hizo en abril en relación con la alianza entre el DAS y Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, uno de los jefes de las AUC, para eliminar líderes de izquierda, salieron de nuevo a flote hace dos semanas en el marco de investigaciones de la Fiscalía General de Colombia.
Es el caso de un computador portátil que perteneció a Tovar y en el que la Fiscalía halló las descripciones macabras, según la revista Semana, de los asesinatos de líderes sindicales, activistas y profesores de izquierda, algunos de los cuales García había mencionado en sus declaraciones iniciales.
También fueron corroboradas con fuentes independientes sus denuncias sobre un masivo fraude electoral para las elecciones del Congreso en marzo del 2002, en una región al norte de Colombia.
En contra de la solidez del testimonio de García obra el hecho de que el ex funcionario reconoce que el asesinato de Anderson no estaba en los planes originales de conspiración que él conocía. El homicidio, ocurrido en noviembre del 2004, cuando el automóvil de Anderson explotó en Caracas, fue ''una sorpresa'' para él, según lo explicó a El Nuevo Herald.
Cuando se le pregunta qué validez tiene un testigo clave de un hecho del cual se enteró por sorpresa, García responde que, a raíz del atentando, el senador le explicó cómo se llevó a cabo y quiénes participaron.
En caso de declarar en el juicio, como lo plantea el fiscal venezolano, ya sea personalmente o a través de teleconferencia, García tendrá además que explicar a los abogados de la defensa las ofertas que le hizo la fiscalía de Venezuela a cambio de su testimonio.
La esposa de García le comentó a El Nuevo Herald en Bogotá que las autoridades venezolanas le ofrecieron a la pareja asilo político y la posibilidad de vivir en una ciudad de Europa con el soporte económico del gobierno venezolano.
García aseguró que brindó su testimonio sólo a cambio de protección de las autoridades venezolanas por los continuos riesgos que corre su vida en la cárcel.
El testimonio fue enviado a través de un intermediario al gobierno de Venezuela en cuatro páginas escritas por ambas caras, explicó García.
Como supuestos cómplices de la operación en Venezuela, García ya ha hecho públicos los nombres del general venezolano retirado Eugenio Añez Núñez, de un militar de apellido Colmenares y de la periodista Patricia Poleo. Sin embargo, tales nombres los conoció García, según la entrevista que a continuación publica El Nuevo Herald, a raíz de que otros involucrados se los mencionaron, entre ellos el senador.
Los señalados por García han calificado de ''falsas'' y ''absurdas'' sus afirmaciones.
En ningún momento, según lo admite, García fue testigo directo de los supuestos contactos y acciones de quienes señala como sospechosos.
Durante la primera entrevista concedida en abril a El Nuevo Herald y la revista Semana, García, de 42 años, aseguró que Noguera, entonces director del DAS, puso ese organismo a órdenes del paramilitarismo.
En entrevistas posteriores García admitió haber sido el enlace entre Noguera, su jefe y amigo, y Tovar, el comandante del Bloque Norte de las AUC.
Noguera se vio forzado a dejar la dirección del DAS a raíz de la investigación que comprometió a García como jefe de sistemas del organismo.
El presidente Alvaro Uribe nombró a Noguera como cónsul en Milán, cargo al cual debió renunciar por la arremetida de las denuncias de García.
¿Cuándo es la primera vez que escucha de los planes para enviar armas o participar en un plan conspirativo con el respaldo del DAS?
Eso fue a comienzos del 2003, cuando el senador, que era uno de los contactos míos con el Bloque Norte, envió el mensaje que Jorge 40 quería enviar a Jorge Noguera [director del DAS].
¿Qué decía el mensaje inicial?
Que había un plan para realizar unas actividades en Venezuela y que se necesitaba la colaboración de Jorge Noguera en el sentido de que utilizara los recursos de
los que disponía para suministrar información de inteligencia para el ingreso de armas y explosivos a través de la frontera.
¿Desde dónde se enviaban las armas?
Desde Paraguachón, [una población del departamento de La Guajira, al norte de Colombia, situada en la frontera con Venezuela] donde además se contaba con una cooperativa de comercialización de combustible de Venezuela. En ese lugar se almacenaban las armas y creo que los explosivos. Es una cooperativa controlada por el Bloque Norte de la AUC y por un personaje cuyo nombre también entregué.
¿Y también fueron enviados explosivos?
Sí.
¿Qué tipo de explosivos y de dónde salían?
Hablaron de C-4. Alguna vez el mismo senador me dijo que esos explosivos los estaban consiguiendo por Panamá. Yo no sé la forma cómo ingresaron a La Guajira. Yo vi en algunas ocasiones ingresar armas, no sé si explosivos porque no conozco mucho del tema.
¿Para qué necesitaban armas ilegales si en Venezuela sobran?
Yo me imagino que el Bloque Norte tenía muchas más facilidades de conseguirlas en Colombia y dado que esa era una de las partes en las que se utilizaba al DAS.
¿Conoció los detalles de los planes del atentado a Anderson?
En los planes que yo conocí nunca oí hablar de Danilo Anderson. A mí me sorprendió cuando el atentado en noviembre del 2004, porque el primer objetivo de los atentados era el fiscal general Isaías Rodríguez. En los planes iniciales no figuraba el fiscal Danilo Anderson.
¿Cómo puede ser testigo de un hecho del cual se entera por sorpresa?
Anderson muere en noviembre del 2004 y para esa época mi relación con Jorge Noguera empieza a deteriorarse, porque es cuando inician la investigación preliminar a mis espaldas y, obviamente, él trata de evitarme y por ello no le pregunté [sobre la muerte de Anderson]. Posteriormente, yo averiguo el tema sobre qué fue lo que ocurrió y es que me informa el mismo senador qué fue lo que exactamente ocurrió.
Pero entonces es de oídas, no directamente.
Todo lo que yo conocí fue por el senador que le digo, porque él fue el que me informó a mí de todas las cuestiones y por lo que me contaba Jorge Noguera. La pregunta mía fue por qué no había mencionado lo de Anderson y entonces él me explicó que había habido intriga de algunas personas de la oposición venezolana por un problema que él tenía con ellos.
¿Qué sector de la oposición?
Yo me abstengo de dar nombres pero la fiscalía venezolana tiene algunos nombres de esos.
¿Pero usted le ofreció información en ese sentido al gobierno de Venezuela?
Yo mandé un papel con mi puño y letra a través de una persona que tiene conocidos en la embajada de Venezuela en Bogotá. Dije que le podía suministrar información sobre cuatro puntos. El primer punto: el ingreso de tropas de las Autodefensas a través de Arauca a Venezuela. El segundo punto: el asesinato del fiscal Danilo Anderson. Dije que puedo suministrar información sobre la participación del DAS y del Bloque Norte. El tercer punto: información sobre el caso de Rodrigo Granda [guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias arrestado en Caracas]. Y el cuarto: las masacres de La Gabarra [ejecuciones de las AUC de campesinos y supuestos colaboradores de las FARC en la frontera con Venezuela]. Posteriormente, le hago llegar un documento de mi puño y letra donde cuento esta historia que le he contado a usted. Vale la pena aclarar que gran parte de esto ha sido corroborado por las autoridades venezolanas.
El sistema judicial de Venezuela está muy desprestigiado porque está controlado directamente por el gobierno. ¿No hay un riesgo aquí de que estos señores estén manipulando esto a su antojo?
Yo me limito a lo que yo conocí y que yo puse en conocimiento de ellos. No sé si la investigación está siendo manipulada. Me imagino que ellos, ante cualquier solicitud que le vayan a hacer al gobierno colombiano, tendrán que presentar cualquier tipo de soporte. O sea, no va a hacer algo caprichoso.
Usted dice que vio varios agentes del DAS pasar con armas hacia un pueblo cercano en la frontera con Venezuela. ¿Recuerda los nombres de algunos de ellos?
No, la verdad es que eran detectives adscritos a la seccional de La Guajira. Normalmente yo no me relacionaba con detectives, porque en el cargo que yo desempeñaba tenía contactos con los directores seccionales y en algunas ocasiones con los operativos o financieros. Había un detective del DAS, conductor de la seccional de La Guajira, que tenía un parentesco con uno de los guardias venezolanos en la frontera y ese era el contacto que se utilizaba para que ellos pudieran atravesar.
¿Qué otras personas podrían ser testigo de ese paso de armas y explosivos?
Mire, yo no sé qué tan dispuesta está a aceptarlo Luz Marina Rodríguez, que estuvo muy al tanto de ese asunto. Sé que ella fue protagonista principal de todo esto. Inclusive yo mismo la vi varias veces reunirse con unos personajes que venían del lado venezolano, que más adelante un funcionario de la seccional me dijo que eran agentes de la DISIP.
Me dice que presenció tres viajes de armas. ¿Fue en una misma oportunidad?
A ver, yo, en tres ocasiones diferentes, entre el 2003 y el 2004, vi a los señores ingresar armas, no eran cantidades tampoco, por la frontera con Venezuela. En el 2004, no recuerdo el mes exacto, cuando están en el proceso de construcción del puesto del DAS en la frontera con Paraguachón, yo me voy con ellos y yo entro con ellos a Venezuela. No recuerdo el nombre del pueblo. Llegamos a un sitio que es moderno, muy nuevo, de las autoridades venezolanas, y ahí funcionan oficinas de la Aduana y todo eso y yo vi a los detectives del DAS y de la DISIP. Ellos me dejaron a mí y me dediqué a conocer el edificio. Estuve con ellos más de medio día. Recuerdo que en las casetas que quedan en la vía hay una estructura de hierro color azul, muy grande, que me pareció sobredimensionada.
¿Entonces había agentes de la DISIP involucrados en el plan conspirativo?
Sí, claro, claro.
¿Cuántas veces se reunió usted con el senador para hablar de la operación?
Yo me reunía periódicamente con este senador durante los años 2003 y 2004, por lo menos lo hacíamos dos veces al mes aquí en Bogotá. Algunas veces me tocó ir al Magdalena a reunirme con él y con otro personaje. Entonces, ese era uno de los temas que se manejaban entre nosotros, de los muchos que yo manejaba con él en cuanto a intercambio de información
¿Y después usted le llevaba los mensajes de Jorge 40, que le daba el senador, a Jorge Noguera?
Así era. Yo me encontraba con este senador, eso era normalmente a primera hora de la mañana, los días miércoles o jueves, aquí en residencias Tequendama [Centro de Bogotá]. Apenas yo me desocupaba llamaba a Jorge [Noguera] y le decía que tenía algo que comentarle y subía [a la oficina de la dirección del DAS] apenas llegaba.
¿Y por qué no revela el nombre del senador?
Porque es una persona que tiene unos vínculos muy fuertes y puede representar mucho peligro para mí y para mi familia, cosa que no representa Luz Marina [funcionaria del DAS].
Pero después de la publicación de esta entrevista él se va a sentir aludido.
Yo me imagino que sí, pero mientras yo no lo mencione, me imagino que no manifestará molestia. La embajada de Venezuela conoce el nombre del personaje porque yo se los di a ellos.
¿El transporte de los explosivos usted lo vio o se lo contaron?
Yo vi transporte de armas. No conozco como está embalado un explosivo ni nada de eso. No sé si en lo que vi se transportaba explosivos. Lo que sí me dijo el mismo senador es que iban a ingresar explosivos por esa zona de Paraguachón.
¿Esos explosivos fueron utilizados en el atentado de Anderson?
Sí.
¿Hubo dinero de por medio para este plan?
El financiamiento de ese plan no lo conocí.
¿Por qué decide en octubre del año pasado hablar con las autoridades venezolanas?
Más que todo porque me di cuenta que por el escándalo que se genera de las filtraciones de paramilitares en el DAS y que se divulga por la denuncia del entonces subdirector Juan Manuel Narévez., yo veo al presidente Chávez que aparece en televisión refiriéndose al tema. Entonces, a raíz de eso es que yo busco, a través de una persona amiga el contacto con la embajada venezolana.
¿Qué ofertas le hicieron los de la embajada? Su esposa me comentó que le ofrecieron que después de declarar en Venezuela iban a ir a Europa y podrían financiar su estadía en Europa.
A mí, la verdad es que mire, Liliana, a mediados de octubre, le dictaron la detención domiciliaria y a raíz de eso no pudo volver a visitarme. Entonces, como son cosas que no hablo con ella por teléfono, ella nunca me ha contado a mí esa parte. No sé que haya podido hablar ella con ellos.
¿Usted conoció a Giovanni Vásquez, otro de los testigos de la fiscalía de Venezuela en el asesinato de Anderson?
Yo conocí a Giovanni Vásquez pero hace muchísimos años allá en El Difícil, Magdalena. Lo que yo sé es que Giovanni Vásquez no tenía la importancia en el Bloque Norte que él manifiesta tener.
¿Qué función tenía él?
En aquel momento casi todos los muchachos en esa zona se vincularon al Bloque Norte, entre otras cosas porque por allá no había mucho empleo. Entonces, era el muchacho que está con los demás, en función de colaborarle con el Bloque Norte y ese tipo de cosas, él no tenía un puesto de mando.
Entonces esas historias de reuniones, la conspiración, ¿de dónde la sacó?
Hay muchas cosas que él dice que yo sé que son ciertas, porque yo mismo las conozco. ¿Cómo las conoció? Yo no lo sé. Yo no recuerdo haberlo visto en el DAS nunca. Como le digo, yo lo conocí en el año 2000 en El Difícil. Sé que mantenía relación con el Bloque Norte.
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